EL UNIVERSO COMPRENDE

Que maduro permitirse ser un niño y no comprender todo lo necesario, porque no siempre se resuelven a la primera las ecuaciones y mejor no terminar los ejercicios en la primer hora. Que buena dicha sentirse raro y no saber mirarse a uno mismo siempre, porque un desconocido es más interesante y los misterios son un camino solo de ida, y conocerse a uno mismo tampoco tiene retorno.

Que suerte que mi pasión interna no se apagó, y seguí corriendo detrás de cada centenar de luces que quería alumbrar yo misma y ser parte del fuego. Y que buena suerte haber encontrado la paz para entender mi brillo en los ojos cuando me miraba en el espejo y todo era lo necesario, como el vaso que no se derrama, ni tampoco está vacío, porque calma mi sed en la medida en que lo necesito.

Que esencial ahorrarme los "yo" de mis oraciones porque tuve por una razón irrefutable de empatía y también de amor que transpirar mi alma y mis manos en situaciones complejas, en las que los laberintos mutan y se transforman las salidas de escape, y nunca más volvemos a ser los mismos. Cuanto vale todo ese sudor por la frente cayendo por mi rostro, cuando en un intento innato de crear mejores caminos para vos, termino creando mejores caminos para mi, en esa naturaleza fraterna de que no me importe entenderte ni saber todos tus enigmas, pero si de amarte tanto y no poder permitir el abismo, porque no hay opción de caída, y solo me permito agarrarte fuerte, porque ni yo me voy de acá, ni vos tampoco.
 Ninguna de las dos nos vamos de este encuentro, de esta habitación llamada Destino.

Que inteligente comprender mis maneras y mis mañas, mis pensamientos y la raíz de ellos. Que poco sutil jugar a ser una psicóloga de mi misma, como si ser mi propio testigo de berrinches y llantos no fuera suficiente. Y que buen ejercicio aprenderme a mi antes, para luego enseñarme a los otros. No boicotearme, y entender lo que necesito, percibir mis deseos más hondos y no llevar a cabo lo que no nace, lo que no está resuelto a suceder en su tiempo y forma.

Que lindo también que apareciste vos, y un prado verde nos abraza, cuando el cielo dispara luces de tarde azul y primavera flotante para los dos, y para los tres, y los cuatros, porque a veces somos tantos que terminamos por ser uno. Simpático destino que tus ojos verdes fueran parte de mis pistas para seguir mi sendero, porque con un poco de caricias cualquier golpe se hace más leve, y con tu comprensión conseguiste que saltara sobre almohadas de plumas amontonadas solo para sacarme una de mis risas que tanto te ayudaron a calmar tu ansiedad.

Que buena noticia despertarse recordando que hay un propósito, y que la sabiduría es real, y que está en todas partes. A veces la encuentro escondida en los archivos de mi padre, en las cuentas de luz sin pagar de mi madre,en los cordones desatados de mi hermano, y en los gritos de mi tía para que mi abuela escuche mejor. La buena nueva de todas las mañanas de entender la perspicacia del otro, y que no se trate solo de trucos de magia, si no de un buen espectáculo de consejos traviesos para adornar esta vida mejor.


No me pasa muy seguido pero a veces el niño dormido se despierta a mitad de la noche, y mientras todos duermen en la casa, él toma un vaso de agua y me dice sigilosamente "Calma, el universo comprende".

Comentarios

Entradas populares de este blog

Atardece

Carta a una niña

Nocturno I